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Yo y el skate

Actualizado: 4 jun 2019


En esta parte de mi blog hablare sobre mi día a día en esto del skate.


Como empecé con el skate

De pequeño, me fascinaba ver a las patinadoras sobre hielo, que parecían hacer sus acrobacias sin esfuerzo. Cuando conseguí unos patines de bota (los que más se parecían a los suyos) intenté imitarlas, aunque lo más que conseguí fueron moratones y raspones en rodillas y manos. No sabía qué hacía mal y desistí pronto, frustrada, aburrida y dolorida.

He tardado tiempo en comprender que me faltaba algo fundamental: un grupo con el que experimentar acompañada y aprender jugando. Eso que sí veía en aquellos chavales que usaban monopatines (skateboards) y que tanto irritaban a los mayores por "no respetar las normas". Ellos usaban la ciudad como su campo de pruebas, no se circunscribían a un solo lugar y representaban una rebeldía que yo envidiaba.

Me sorprendió saber que el origen del skateboarding está vinculado al surfingy a California. Fue al ver Los amos de Dogtown cuando entendí algo mejor este deporte y la comunidad que se ha ido construyendo en todo el mundo desde la década de los 70. Esa esencia de búsqueda de libertad y compañerismo la viven y la transmiten Sergio Mejuto y Javier Boes, skaters y jóvenes fundadores de Cream Prime, una empresa que pretende revolucionar el mundo del patinaje con el desarrollo de una lija antideslizante no abrasiva a la que han bautizado como CreamGrip.

Libertad sobre cuatro ruedas

Para que los que no hemos practicado el skateboarding nos hagamos una idea de lo que se experimenta al montarse en una de esas tablas rodantes, me quedo con estas palabras de Sergio: "Cuando estoy encima de una de ellas, lo que siento es libertad; haces lo que te gusta y te evades de todo lo demás". Su socio, Javi, no se queda atrás: "Cuando patinas, fluyes. Dejas de preocuparte de las cosas que te inundan la cabeza. Es un deporte sano". No creo que nadie pueda criticar estos puntos de partida.

Me encantaría probarlo alguna vez y sentir lo que cuentan, aunque reconozco que la idea del skater gamberro (encarnado en montones de personajes de ficción como, por ejemplo, Bart Simpson) está muy interiorizada. Ellos son conscientes de estos prejuicios y pienso que ojalá tuviéramos la mente más abierta para no descartar aquello que no conocemos. "Nosotros no salimos a la calle a destrozar el mobiliario urbano; salimos a la calle a patinar por no estar en una esquina bebiendo o fumando... El skate nos ayuda a desarrollarnos como personas, a conocer a gente", explica Javi.

Perseguir un sueño

Si me pongo a pensar en mis 20, los estudios eran el centro de mi vida porque no había forma de cuestionar ese mandato familiar. Y escuchar a estos dos emprendedores de 22 años hablar de la persecución de su sueño me genera un profundo respeto. De hecho, no puedo estar más de acuerdo con este análisis de Sergio sobre el sistema del que yo misma no pude escapar: "Culturalmente nos enseñan a que tenemos que ir al cole, terminar los estudios... Luego la universidad, un doctorado, luego una novia, me caso, la jubilación, la palmo y… no he vivido. Yo quiero vivir mi vida”.


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